miércoles, 3 de noviembre de 2010

"Sólo Dios podría refinanciar una hipoteca en EEUU"

Es frustrante, no puedo expresar con otras palabras lo que siento", afirma Dale Cooper después de haber visitado más de 22 veces un juzgado para intentar frenar el embargo de su vivienda, en Pershing Drive, Rochester. Tras un matrimonio fallido, una temporada en el paro y las facturas acumulándose en la mesa de la cocina, este hombre de 40 años se vio obligado a cobijarse bajo el programa federal de refinanciación de hipotecas, que supuestamente le ayudaría a evitar su desahucio.


Sin embargo, la entidad hipotecaria que le concedió el préstamo hizo oídos sordos a su multitud de intentos por alcanzar algún tipo de acuerdo que le permitieramantener su propiedad. "Es mi casa y no quiero darme por vencido", afirma.
Ahora acude todas las semanas a los tribunales en busca de una alternativa, aunque existen pocas probabilidades. En Detroit, Michigan, Stan Sargent, con una hija asmática de nueve años, reconoce desesperado que es "capaz de lavar pies" con tal de salvar a su familia de vivir en la calle. "Prefiero morir antes de ver a mi mujer y a mi hija en la calle", reconoce.
Sin trabajo y sin ningún tipo de ingreso espera desesperado a que el banco embargue su vivienda. Cooper y Sargent forman parte de una larga lista de casos que permiten palpar la realidad a la que se enfrentan cientos de miles de estadounidenses. Desde el punto álgido de la crisis de las hipotecas basura, la Administración Obama, a través de la Agencia Federal de Financiación Inmobiliaria (FHFA), ha implantado programas como el Home Affordable Modification Program, con el objetivo de refinanciar préstamos y frenar los embargos. Aún así, la efectividad de este plan brilla por su ausencia y las cifras lo demuestran.

Récord en septiembre

En septiembre, los bancos norteamericanos embargaron un total de 102.134 viviendas, una cota nunca vista en tan sólo un mes, mientras que las previsiones estiman que a finales de año un total de 1,2 millones de casas serán desahuciadas. En medio de esta oleada de reposesiones inmobiliarias, algunas entidades como Bank of America, Wells Fargo, JP Morgan o GMAC se han visto envueltas en un escándalo tras descubrirse que autorizaron desahucios de forma casi automática a través de empleados no cualificados, conocidos como robosigners.
"Las refinanciaciones de hipotecas en EEUU son imposibles a no ser que seas Dios o Jesucristo", explica Ruhi Maker, abogada que formó parte del Comité de Consejo sobre el Consumidor de laReserva Federal. "Tienes que ser perfecto para conseguir una refinanciación, ni siquiera los mejores abogados del mundo lo consiguen; es como una ruleta rusa", añade.
Maker trabaja ahora en el Empire Justice Center, una organización con oficinas en las regiones más importantes de Nueva York, como Rochester, Albany o Long Island, que representa a individuos o personas en riesgo de perder sus residencias debido a la falta de colaboración de las entidades hipotecarias.
¿Por qué es una odisea conseguir una restructuración de la hipoteca? Básicamente porque, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, los precios de las viviendas cayeron en picado y todavía lo siguen haciendo, por lo que muchas familias han visto como el valor real de su vivienda es menor al préstamo que realmente deben, lo que a este lado del Atlántico se conoce como underwater o upside down.

Sin alternativas

Si un cliente tiene una casa que ahora vale 100.000 dólares y su hipoteca original era de 200.000 dólares, debido a que los precios hace unos años estaban artificialmente hinchados, el banco no suele molestarse en intentar buscar alternativas, según alegan distintas organizaciones en defensa del consumidor.
"Geithner dio 750.000 millones de dólares a la banca para que ayudaran a sus clientes de la calle, sin embargo, se han comido el cebo pero no hay resultado alguno", asegura la abogada.
La confusión es evidente. En estos momentos hay clientes con préstamos que no pueden costear, personas a las que se les vendió un préstamo de interés variable cuando pidieron uno de interés fijo o ciudadanos con hipotecas ninja, como se las conoce coloquialmente, es decir, concedidas a personas sin ingresos ni trabajo. J
usto o injusto es cierto que cuando los embargos crecen, el impacto en el mercado es evidente. Cae el valor de la vivienda y los activos respaldados por hipotecas en manos de inversores valen cada vez menos. "Mantener a los inquilinos en sus casas es bueno para el propio ciudadano, para el vecindario y para los bancos, incluidos los europeos que tienen bonos de deuda hipotecaria de EEUU", reitera Maker.

Vía | elEconomista.com

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